En los últimos años, la psicología ha ido tomando cada vez más importancia en el mundo del alto rendimiento.
Una de las técnicas que podemos incorporar a nuestros equipos es la visualización.
Con esta técnica lo que intentamos es reproducir situaciones reales del partido en nuestro cerebro, de manera que éste “aprenda” a resolverlas sin necesidad de una carga física o un condicionante técnico que lastre nuestras acciones.
Nuestro cerebro funciona como una computadora, almacenando las experiencias que tenemos a largo de nuestra vida. Si bien es cierto que una experiencia simulada con la visualización no se almacena con la misma intensidad que si fuese real, cuanto más real consigamos nuestra visualización, más impacto tendrá en nuestro entrenamiento. Al final, los deportistas mecanizan las acciones por repetición, de la misma manera que si vertemos agua caliente sobre una superficie de cera, cuando la vertamos una segunda vez, ésta tenderá a resbalar por los surcos que hayamos dejado. Cuando visualizamos, estamos profundizando “el surco” (experiencia) de esa acción en nuestro cerebro, activando el mismo proceso de aprendizaje que si entrenásemos realmente.
Para que esta experiencia sea lo más real posible, tendremos que estar presentes con todos los sentidos y en primera persona realizando la acción.
En primer lugar, tendremos que buscar un lugar lejos de distracciones donde podamos relajarnos. Según vayamos sumando experiencia, nos será más fácil abstraernos de todo lo que nos rodee.
En segundo lugar, tendremos que “viajar” con la imaginación y en primera persona, a la situación. Olores, texturas de ropa, sonidos, sensaciones, todo tiene que ser lo más real posible. Cuantos más sentidos entren en funcionamiento, más profunda será la huella que dejemos.
Por último, visualizamos esa acción que queremos interiorizar, ya sea técnica o tácticamente y la repetimos en nuestra cabeza. Las situaciones crecerán en cuanto a complejidad y estrés según vayamos dominando la técnica de visualización.
Esta herramienta puede ser muy útil en los siguientes casos:
1.- Proyectarnos en un futuro consiguiendo algún logro, ya que sentirlo nos va a motivar para enfrentarnos al proceso hasta llegar a conseguirlo.
2.-Familiarizarnos con situaciones estresantes, como puede ser una competición deportiva.
3.-Interiorizar rutinas, cambiar hábitos o mecanizar gestos técnicos que nos sean complicados. Podemos ayudarnos de vídeos de deportistas que realicen el gesto técnico perfecto e imaginarnos nosotros en primera persona realizando ese gesto.
4.-Nos puede ser muy útil como sustitutivo del entrenamiento en casos de agotamiento, lesión o factores externos que nos impidan entrenar.
Por Raúl García.
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