En una anterior entrada comenzamos a describir distintos aportes del docente de alma y de profesión Ángel Guastella. Seguramente varias de sus ideas podrán llevarse a sus clubes y continuar con el aprendizaje y el legado.
Agregamos entonces, luego de haber leído la primera parte, el resto de los aportes del entrenador argentino:
17) La dedicación al Rugby Infantil tiene como
objetivo primordial, colaborar con la formación de los futuros jugadores
federados. No se debe cometer el gravísimo error, imperdonable y
descalificador, de utilizar a los niños y jóvenes jugadores para obtener las
medallas que no se ha sido capaz de obtener como jugador en el “pasto”.
18) Cuidar que se cumplan los compromisos asumidos por los jugadores,
colaboradores y dirigentes.
19) La prudencia ,
en las palabras y decisiones, es fundamental. No es necesario ser elocuente.
Sintetice, indique lo que es necesario en el momento justo. Los jugadores
“quieren jugar” y aprender, no escuchar discursos.
20) Ser generoso cuando se debe elogiar (siempre hay algo para cada jugador).
La crítica será siempre en general y mucho cuidado ¡Nunca se le ocurra gritar o
ridiculizar a algún jugador por cometer un error!
21) Los jugadores no son una máquina, por lo tanto, ponga atención a lo que les
exige. Seguridad ante todo.
22) Todos los jugadores deben tener las mismas oportunidades para lograr una
buena formación y competir asiduamente. Entonces, los entrenadores se tienen
que dedicar a todos ellos por igual (no olvidar que el rugby es un deporte
amateur al cual tienen acceso no solo los que pueden, sino todos los que quieren).
La unidad del equipo transformada en egoísmo colectivo es muy peligrosa para la “salud” del
club, pudiéndose originar falta de amistad entre los integrantes de los
distintos equipos.
23) Es conveniente para el club en general y particularmente para el entrenador
y los jugadores que los padres y madres colaboren (pueden realizar importantes
tareas). Siempre y cuando no insistan en que sus hijos jueguen “en el equipo
A”.
24) Es conveniente “no manejar el dinero” que se recauda para el tercer tiempo.
Que lo haga el tesorero del club. Ocasionará algunos problemas de operatividad,
pero se sacará un “problemita” que le puede originar serios “problemas” en el
momento menos indicado.
25) Nunca ejerza la medicina
si no posee un diploma que lo acredita como “profesional médico”. Cuando un
jugador cae al suelo, no se precipite; se levantará solo si no tiene algo
serio, en caso contrario debe atenderlo el médico. Éste siempre debe ubicarse
al lado del entrenador durante y después del partido. El médico no debe retirarse
inmediatamente después del partido; una vez finalizado debe constatar en el
vestuario que todos los jugadores estén en perfectas condiciones. Debe haber
varios médicos si hay 200 o más jugadores en el campo.
26) No cometer la insensatez y la barbaridad de hacer seguir jugando a un jugador que se ha golpeado, especialmente la cabeza o el abdomen.
27) Evite la temprana especialización por puestos (¿15 - 16 años?). Durante los
años de formación, el jugador debe recorrer el camino del descubrimiento a la solución
de problemas (desarrollo de la percepción, inteligencia táctica y habilidad
técnica).
28) Insistir con la correcta presentación en la vestimenta y en el lenguaje de
los jugadores.
29) Sentirse plenamente honrado con la designación de entrenador. Ud. no hace
ningún favor; el favor se lo hace el club al distinguirlo con su nombramiento
de Entrenador.
30) En los encuentros de competencia infantil y juvenil con otros clubes, es
conveniente que invite al entrenador adversario para dirigir el partido si falta
el árbitro. Así evaluará mejor el rendimiento de su equipo.
31) En los encuentros de las divisiones superiores, dialogue con sus colegas
adversarios y con los árbitros, en el tercer tiempo.
32) Insista con sus jugadores en que participen y disfruten del tercer tiempo.
No sólo “al compás de una música infernal” sino también dialogando con
compañeros y adversarios.
33) El entrenador debe preguntarse ¿en qué me estoy equivocando? Cuando recibe
demasiados elogios y comienzan a llamarlo “maestro”. Puede ser que esté cerca
la hora de pasar a ser asesor.
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