Es un desafío y una gran responsabilidad jugar y entrenar con niños pequeños. Debido a la propia naturaleza los niños son curiosos, les encanta los desafíos, probar situaciones nuevas y descubrir el mundo que les rodea por sí mismos.
La sugerencia en los primeros años de escolarización plantea que lo más importante no es la enseñanza de las habilidades motoras, pero se tiene que tomar en serio las necesidades de los niños en esta área con acciones como trepar, saltar, dar vueltas, girar, deslizar, jugar con el equilibrio, buscar situaciones de riesgo.
Desde este punto de vista, una de las propuestas más interesantes es la organización de los entrenamientos en estaciones. Los niños no sólo pueden elegir más o menos independientemente las estaciones, sino que además pueden determinar el grado de dificultad.
Muchos niños son capaces de evaluar su propio riesgo. Hay que destacar que algunos niños de seis años, por ejemplo, suelen tener un nivel de desarrollo de los niños de cuatro años, mientras que otros llegan a tener un desarrollo de niños de ocho años.
¿Cómo sería un entrenamiento básico en circuito? Un entrenamiento, encuentro o sesión de juego con nuestros pequeños jugadores puede tener diversas aristas. El requisito previo para el éxito es una buena organización. Incluso, a menudo, dibujos y fotos son mejores que las explicaciones verbales largas para ayudar a todos los participantes quienes tienen que acostumbrarse a nuevas herramientas y ser cada vez más independientes. Con la autonomía no se pierde la calidad del movimiento.
Es importante, sin embargo, recordar que hay mucha actividad motora (de movimientos) espontánea en los niños. Los entrenadores deben observar, ayudar cuando se necesita, y/o trabajar con los niños. Las cuestiones de seguridad no deben olvidarse.
Este es el nivel óptimo para la adquisición de todas las habilidades motoras, posibilitando muchas experiencias positivas de movimiento, y permitiendo que se desarrolle así las habilidades no sólo coordinativas y condicionales, sino también cognitivas, emocionales y hasta de socialización. Sin lugar a dudas el entrenamiento en circuito para edades formativas es lo mejor para una enseñanza abierta, intensiva en términos de aprendizaje motor y de cantidad de experiencias.
Los ejercicios a incluir pueden ser: movimientos de balanceo, saltos hacia y desde cubiertas de autos, suspensiones en sogas, equilibrios sobre colchonetas, salidos sobre superficies blandas, carreras en distintos apoyos para adelante, hacia los costados y para atrás, esquive entre bastones o conos, atravesar túneles de tela entre otros.
Juan Casajús
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