Según la historia escrita el juego
del rugby nació, cuando William Webb Ellis , haciendo caso omiso de las reglas
del Foot-Ball de entonces, tomó la pelota con, las manos y empezó a correr con
ella en el Colegio de la Ciudad
de Rugby, en Inglaterra. En realidad el juego nació muchísimo tiempo antes y se
fue transformando de una determinada manera hasta llegar al rugby actual en
que, sin temor a equivocarnos, podemos asegurar que es el juego más
equilibrado, más balanceado y más perfecto que existe para el hombre.
Es así que en este juego los principios éticos,
filosóficos, técnicos y tácticos están permanentemente entrelazados para
configurar un deporte absolutamente único. Pretender enseñar el rugby partiendo
de bases exclusivamente técnicas o tácticas puede llevar a un error fundamental
y pretender enseñarlo únicamente basado en sus tradicionales principios
filosóficos que conforman el espíritu del juego puede llevar también a un
error, puesto que no se logra así materializar cosas que si se pueden conseguir
a través del juego. Es por ello esta introducción referida á los principios
fundamentales del juego; principios que nosotros, como encargados de
transmitirlos a los jugadores, nunca debemos perder de vista para bien y gloria
del rugby amateur. Luego como aplicación práctica de esos principios
fundamentales, aparecen principios tétricos que nos ayudan justamente al
desarrollo de lo que uno pretende de nuestro juego dentro y fuera de una
cancha.
Nunca olvidemos que los entrenadores y colaboradores
de equipos somos los que estamos en mayor contacto con los jugadores y no los
dirigentes, ni los referees, o sea que nosotros somos los primeros responsables
de mantener el espíritu y las tradiciones del juego.
En rugby, los encargados de los equipos no deben
buscar excusas ante fallos de los referees, o por caso, decisiones de
dirigentes en comisiones de disciplina.
Nosotros tenemos que asumir la responsabilidad de que
el juego sea transmitido de generación en generación, como ha venido ocurriendo
hasta ahora; somos los que tenemos que aceptar dejar de lado los pequeños
gustos, deseos u opiniones personales en aras de la defensa del rugby de sus
principios y de sus tradiciones y no temer que el desarrollo técnico del juego,
el progreso táctico, la mayor preparación puedan afectar a esos principios
básicos y fundamentalmente del juego si realmente han sido entendidos por
nosotros y luego transmitidos correctamente a los jugadores en la cancha, en el
tercer tiempo y prácticamente en todas las oportunidades que tomemos contacto
con ellos, aun fuera del club.
Hay muchas formas de enfocar la parte fundamental y
filosófica del juego. Hay muchas formas de enunciar los principios
fundamentales y todas han sido utilizadas exitosamente a lo largo de la vida
del rugby. A mí se me ocurrió condensarla en una sola frase que dice: El rugby
es un medio y no un fin en sí mismo… e inmediatamente surge la pregunta: ¿un
medio para qué? y también allí uno puede contestar de muchas maneras distintas,
pero apuntando a tres cosas básicas:
Un medio para educar
Un medio para relacionar
Un medio para divertir
Un medio para educar: porque desgraciado aquel
deporte que no deja algo trascendental en la vida de quien lo practique. Se ha
dicho y con razón que un deporte vale por la educación que deja en aquel que lo
practica, y el rugby lo hace, porque las características propias del juego –
que son principalmente de adversidad – enseñan a quien lo practica, bien
orientado a entrenar y vencer la adversidad.
No es cierto aquello de que los hombres no tenemos miedo;
no es extraño tenerlo, pero lo interesante es aprender a vencerlo y el rugby
justamente da la oportunidad de vencer el temor. Por que educa el rugby?
Primero por lo que acabo de decir, segundo porque en
el se hace un culto del juego en equipo, entonces uno aprende a vivir en
función de los demás, uno aprende a sentir mas placer en dar que en recibir,
uno aprende a sacrificarse aun a riesgo de su propio físico – por el interés
máximo que existe en la cancha que es el equipo.
El Ingeniero Carlos “Veco” Villegas (1945-1989), jugó
en Liceo Militar y fue entrenador del plantel superior de esta institución y
del San Isidro Club. También fue entrenador de Los Pumas entre 1974 y 1977. El
artículo fue escrito en la década de los 80’s.
Twitter @rugbyandfitness |
Facebook.com/rugbyandfitness
No hay comentarios:
Publicar un comentario