Como ya es sabido, hacer deporte no sólo conlleva beneficios físicos para una persona, sino también psicológicos. El rugby al ser un deporte de alta competencia no está exento de favorecer el desarrollo de quienes lo practican. A continuación se explicará por qué es importante promover la práctica del rugby desde temprana edad.
Beneficios psicológicos generales del rugby
Empecemos por comprender que la mente es crucial para poder desempeñar cualquier actividad. En la mente se guardan pensamientos, creencias y actitudes que moldearán el nivel de nuestro potencial. De modo que si liberamos nuestro verdadero potencial, podremos mejorar nuestros niveles de desempeño/rendimiento en todos los sentidos. Es importante considerar que al hacer deporte nuestro desempeño no siempre es consciente,existen motivaciones así como consecuencias inconscientes que nos impulsan y benefician para seguir practicándolo.
Como bien dice la filosofía del club, el rugby es un medio para divertir, relacionar y educar pero también para canalizar emociones. Muchas veces los niños no son capaces de expresar sus sentimientos, en ocasiones se encuentran enojados, tristes, frustrados, etcétera; y un deporte como el rugby les permite descargar estas emociones de manera positiva en la cancha.
Por otro lado, a pesar de ser un deporte de alta competencia está regulado por normas establecidas. En este sentido, los niños comprenden el sentido de los límites, los cuales además de verse obligados a respetar promueven la competencia entre sí. El hecho de interiorizar los límites favorece a la adaptación del niño. En cuanto al valor de la competitividad, se entiende en un sentido positivo, dejando de lado sentimientos y/o deseos individualistas. El jugador se esfuerza durante el partido y su desempeño beneficiará a todo el equipo. Recíprocamente, el equipo mismo anima a aquél jugador que se sienta menos motivado, sin dejar que éste se aísle.
También el jugador comprende que no hay satisfacción inmediata, sino que existe un proceso por medio del cual se obtendrá un buen resultado, en otras palabras, el niño pasa por sentimientos de frustración y esfuerzo. Aquel niño que no quiere entrenar, con el tiempo entiende que si corre, si hace los ejercicios que el entrenador le dice, si se esfuerza, eso le ayudará a desempeñarse mejor durante el juego y en el mejor de los casos contribuirá a que el equipo gane.
Sin embargo, ¿en qué beneficia a un jugador el perder un partido? Este es quizá uno de los elementos cruciales. El hecho de que un jugador, en este caso un niño o adolescente entienda que no siempre se puede ganar, dicho de otro modo, no siempre se puede obtener lo que se desea, favorece el sentido de la tolerancia a la frustración. El saber perder, sin tener que enojarse ayuda a convertir aquellos sentimientos negativos en positivos impulsando a los jugadores a tener un anhelo de superación, por lo tanto se promueve la competitividad nuevamente.
Por lo tanto, la importancia del trabajo en equipo, el valor de los límites, la tolerancia a la frustración, la concentración, la comunicación, el valor del esfuerzo, la competitividad y la autoestima pueden nombrarse como beneficios psicológicos vistos en el rugby.
Beneficios del rugby para casos específicos
El rugby, en particular, es un deporte que permite a los jugadores descargar mucha agresividad. A continuación se explicará cómo este deporte ayuda a ciertos niños que presentan características específicas:
• Un niño hiperactivo: le promueve la concentración, el respeto de los límites y la canalización de su energía en una actividad positiva.
• Un niño pasivo: le ayuda a entender el sentido de la competencia, a esforzarse así como encontrar la motivación para obtener una satisfacción intrínseca y a largo plazo.
• Un niño con baja autoestima y/o introvertido: le permite sentirse valorado, a expresar sus emociones, así como a tener un auto-conocimiento, y reconocimiento de sus competencias (las cuales probablemente desconoce).
• Un niño agresivo: logrará canalizar sus sentimientos negativos convirtiéndolos en positivos, respetando las normas.
Psicólogas Daniela Rivera - Sandra Borro.
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