Luego de variadas
consultas a antiguos entrenadores, psicólogos y maestros formales, llegamos una
conclusión que puede morigerar aquélla deserción y ayudar a la contención de
nuevos jugadores infantiles.
En primer lugar, los
niños llegan al club en su mayoría, sin saber qué es el rugby, para qué los
llevaron sus padres, y mucho menos porqué lo invitó su amiguito.
Vienen de ámbitos muy
distintos.
Hagan Uds. un simple
retroceso en vuestras vidas y realicen las mismas preguntas que están más
arriba. Seguramente no sabrán contestarlas, y los que sí pueden hacerlo,
bienvenidos sean.
Piensen y reflexionen:
- Los niños actuales
decididamente son diferentes a aquellos que nosotros supimos conocer.
- No tienen posibilidades
de ejercitar su motricidad (no todos viven en barrios cerrados, ni pueden jugar
con sus amigos en la vereda del barrio, y solo existen honrosas excepciones del
sistema formal educativo que destina fondos y recursos a estos temas).
- Nacieron en la era
digital. Su realidad es distinta, sus acciones se transmiten a través de
aparatos electrónicos y no en un campo de juego o una vereda cualquiera.
- Sus padres, en la
mayoría de los casos están demasiado ocupados en sus asuntos para dedicarles
tiempo a los juegos físicos que ayudaría muchísimo a los entrenadores de rugby.
- Recibir o atestar un
golpe (siempre bien intencionado), tampoco existe en la realidad de estos
niños, sus relaciones son a la distancia (del cable de la computadora o del
teléfono).
- Así, podríamos repetir y
descubrir decenas de situaciones similares que contradicen lo que luego los
entrenadores tratamos de enseñar en los entrenamientos en el club.
Entre éstas reflexiones
descubrimos junto a los profesionales de la psicología y personas idóneas
consultadas, que los entrenadores estamos incurriendo en un error involuntario
que es a nuestro humilde modo de ver, grave, que expulsa jugadores en vez de
reclutarlos y retenerlos.
Imaginen un niño (me
pasó muchas veces), que viene por primera vez al club (estamos hablando siempre
de niños, no de juveniles, ese es otro tema más complicado). La realidad de ese
niño hasta que pisó el club es: su familia, su escuela, y sus amigos
circunstanciales.
Qué hacemos
equivocadamente nosotros?
Inmediatamente los
introducimos al grupo, tratamos que sea aceptado por todos, e inevitablemente,
con dos o tres indicaciones, le resumimos las reglas de un deporte que tiene demasiadas
para aprender, generalmente ilógicas desde la mirada del deporte más practicado
en la Argentina (fútbol) y por sobre todo, que tiene un roce necesario de
cuerpos, campo de juego y el objeto (pelota) que es diferente a todas las ya
conocidas por ellos.
Sitúense por unos
instantes en la percepción de ese niño:
1) Quizás vino invitado
por un amigo,
2) Quizás lo llevó un
padre exrugbier que pretende que sea un Puma en dos partidos,
3) Quizás lo trajo un
padre que de rugby no tiene la menor idea.
Es una situación difícil
y que aparece a veces como traumática.
Hasta aquí, las críticas
que hacemos, inclusive a nosotros mismos.
Pero como todos los
problemas, aparece la luz de las soluciones, que son las que proponemos, pueden
haber muchas más, pero estas son las concluyentes:
1.- Crear un gabinete de
“recepción del nuevo jugador” que NO debe ser ni el entrenador de la división a
la cual corresponde se incluya el niño, ni el manager, ni el secretario del
club.
2.- Necesariamente debe
ser uno o varios entrenadores carismáticos, que “reciban” a estos nuevos
jugadores.
3.- Estos deberán:
mostrarles el club en su totalidad (puede ser en compañía de sus padres, eso
facilitará la confianza hacia el novel jugador), explicarles de qué se trata el
rugby y porqué es el mejor deporte para nosotros, y luego presentarlo a sus
compañeros.
4.- Por lo menos durante
dos meses u ocho entrenamientos, enseñar las destrezas básicas correctamente,
vincularlos con los miedos que deben superar (el contrario, la pelota, el piso,
etc.), y demostrarles que jugar no es golpearse ni sacrificarse, sino que,
jugar es DIVERTIRSE.
5.- Una vez preparados,
incluirlos en el grupo, sin menospreciar el natural cinismo de los niños, lo
que también ocasiona muchas veces deserciones inesperadas de niños que podrían
compartir con sus compañeros toda su vida dentro del club que tanto amamos.
6.- Debe ser una tarea
normal, no forzada, lo más natural posible, así, cuando se incorporen
definitivamente al grupo al cual corresponden se incluyan, la autoestima de
estos “NUEVOS” se encuentre alta, porque saben que pasaron por una etapa
evolutiva corta pero muy necesaria, que sus mismos compañeros de club le
brindaron para un mejor bienestar en el ingreso al rugby como deporte lúdico.
7.- En los casos en los
cuales se produzca algún retroceso, (que también es natural), no vendría mal
volver al “gabinete” por un par de semanas y reforzar los conocimientos.
8.- En las tareas
grupales, donde no existe el roce, por ejemplo la ejercitación exclusivamente
física, podrían estar incluidos en sus grupos respectivos para ir morigerando
la resistencia a la inclusión de “nuevos” que manifiestan natural y repito
cínicamente los niños
9.- Por ningún motivo
deberíamos estigmatizarlos, solamente, están aprendiendo lo que “…ustedes ya
saben, esa debería ser la respuesta…”. Los niños no indagan demasiado,
recuerden que siempre hacen lo que ven, y si todos observan que al “nuevo”,
cuando se ponga la camiseta el domingo no se le va a caer la pelota, ni se va a
amedrentar ante un tackle, no son incapaces de comprender que todo ese trabajo
los beneficia como conjunto.
10.- Es cuestión de
animarse a practicarlo. Obtendremos también mayor seguridad (regla básica del
rugby infantil), el agradecimiento de los padres (por nuestra preocupación en
el tema), la sonrisa de los que “ya saben jugar” porque comprenderán el trabajo
que se está haciendo, y el inestimable reconocimiento de nuestros colegas
entrenadores, puesto que no deberán repasar conceptos ya aprendidos cuando el
“nuevo” se incorpora y el grupo no perderá su homogeneidad.
11.- Hay que animarse y
buscar los recursos humanos necesarios, no es imposible practicar esta idea que
ya se realiza en clubes del exterior y de nuestro país.
Twitter @LuisIbaez2
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