miércoles, 22 de octubre de 2014

EL DESARROLLO MOTOR EN EL RUGBY

Es usual que en la formación de un jugador de rugby se nombre el desarrollo motor. 
El desarrollo se refiere a los cambios que sufre el jugador a lo largo de toda su existencia; que son fruto de la relación del organismo con el medio y que mantiene una relación muy estrecha con el crecimiento. 

Se trata de un término que engloba a los conceptos de crecimiento, maduración ambiente y aprendizaje. Todo ello teniendo en cuenta tres principios: las personas se desarrollan a diferente ritmo (muy importante), el desarrollo es relativamente ordenado y éste tiene lugar de forma gradual.

Este proceso afectará al desarrollo y mejora de las capacidades físicas del jugador así como al desarrollo y mejora de su movimiento. El desarrollo motor es un aspecto parcial del desarrollo general y a su vez, corresponde a la concepción integral de los ámbitos de la persona (cognitivo, motriz, afectivo y social). Muchos autores y especialistas coinciden en la importancia de ésta etapa durante edades que coinciden con el rugby infantil.

Podemos nombrar algunas características generales del desarrollo infantil y del desarrollo juvenil. Los niños muy jóvenes aprenden a través del juego. Jugando con pelotas y otros elementos aprenden destrezas básicas que usarán a lo largo de sus vidas particulares y deportivas. Debido a que no tienen experiencia para usarla como comparación, los chicos muy jóvenes confían en sus entrenadores y padres para que les cuenten como están saliendo las cosas.

Debido a ello las sugerencias son:

·         Mantenga divertidas las actividades, deje que aprendan jugando.
·         Detenga los juegos antes de que pierdan su interés.
·         Hágalo sencillo, enseñe paso a paso, no les diga solamente lo que tienen que hacer.
·         Elogie cada pequeño progreso, no critique. Si los chicos están haciendo algo mal, muéstreles como hacerlo apropiadamente.
·         Los pequeños no quieren hacer lo que los grandes no hacen.

Es de destacar que las fases y edades son sólo divisiones prácticas para trazar razones didácticas claras.

Edad de 6 a 9 años.

A esta altura los chicos están aprendiendo a distinguir una causa y efecto en lo que ellos hacen. Pero todavía les cuesta separar habilidad y esfuerzo. Los niños tienden a pensar que el éxito depende solamente de con cuánto esfuerzo intentan hacer algo.
Tenga cuidado cómo alienta a éstos niños. Decirles que ellos harán las cosas mejor si lo intentan con mayor esfuerzo puede ser un error, especialmente si tienen poca habilidad natural para lo que están intentando hacer.

  • Sea paciente. Asuma las nuevas tareas una por vez y paso a paso. Deje que los chicos aprendan en su propio tiempo lo que les está demostrando.
  • Sea alentador. Los niños son todavía tremendamente dependientes de su criterio. Elogie el esfuerzo tanto como los logros.
  • Déjelos explorar sus propios límites, pero no los presione más allá de sus habilidades naturales.
  • Sea receptivo. Ayude a minimizar el miedo de los niños al fracaso mientras intentan nuevas actividades.

El elogio no es la única recompensa a la que responderán los niños. Utilice su curiosidad natural, su anticipación de buscar una meta deseada, su compromiso con el grupo, o el simple placer de tomar parte.
Esta edad demanda una gran necesidad de movimiento, exigen gran variación de la actividad y tienen una inconstante capacidad de concentración.

Edad de 10 a 13 años.

Los niños, jóvenes principiantes, están comenzando a juzgarse a sí mismos tanto como a aceptar el juicio de otros. Aún así hasta la edad de 12 años todavía tienen la tendencia a creer que poniendo garra se puede superar la falta de habilidad. Cuando los niños descubran sus limitaciones precisarán comprensión y apoyo para que continúen practicando deportes. Recuerde que usted no puede llevar a un chico a hacer algo que él no quiere hacer.
Usted lo puede alentar y debe guiarlo.

Algunos chicos independientes llevan la autoevaluación demasiado lejos. Si los estándares que ellos se han fijado para sí mismos son demasiados altos, entonces no habrá progreso que les parezca suficientemente bueno.

  • Sea comprensivo, ayude a los niños a aceptar sus límites naturales y trabaje dentro de esos límites.
  • Sea sensible, aliente a los chicos a fijar metas realistas.
Atraviesan por la cumbre en cuanto a desarrollo, comprensión rápida y aprendizajes de movimientos nuevos. Etapa para sentar los fundamentos multilaterales posibles para el rendimiento. Se debe brindar una formación técnica, deportiva, coordinativa y humana sólida. Es posible la elaboración y creación colectiva de un juego, logrando dichas pautas y reglas crear juegos más complejos.

Juan Casajús / Twitter @JuanCasajus

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