miércoles, 17 de diciembre de 2014

DISCIPLINA, LA BASE DEL ÉXITO

Un conjunto de conductas, es lo que determina que un grupo se transforme en equipo. Un grupo, es un conjunto de personas que entrenan juntas, pero sin compartir un mismo objetivo. Puede estar constituido por infinidad de personalidades, y estructuras de comportamientos, pero que no suman a la hora de jugar. Mientras que un equipo, es el resultado de todas las conductas que actúan, y trabajan con un mismo fin.
La disciplina, o la autodisciplina, es un valor fundamental en toda persona. Está relacionada a una forma de ser, una actitud, a conductas que llevamos a cabo en la consecución de objetivos marcados. Una persona con disciplina personal, no espera que otro haga su trabajo, no pone excusas, no depende de nadie, ya que “esos” son sus ideales personales. Cuando hablamos de un deportista disciplinado, estamos hablando de trabajo duro, aceptación, persistencia, voluntad, tenacidad, orden. Combina elementos, como el orgullo en el desempeño, la responsabilidad en su elección, y la humildad en su accionar.
Es hacer bien las cosas, cuidando cada detalle. Ganar requiere talento, el talento se construye en una fuerte personalidad. No se trata cuan bien juega una persona, sino cuan bien, trabajan juntos.
Un equipo con talento, pero indisciplinado, fracasa, ya que la características de personalidad colectivas, triunfan sobre el talento.

En el templo de Apolo, en Delfos, sobresalía un cartel que decía “Conócete a ti mismo”. Se relacionaba al ideal de comprender nuestra conducta, y nuestros pensamientos, porque comprenderse uno mismo, es comprender a los demás de tu equipo, tus amigos, familiares, y demás relaciones sociales.
La disciplina es un recurso y puede desarrollarse, y debemos entender que para jugar juntos como equipo, necesitamos esa disciplina, ese orden clarificador de ideas y acciones.

El entrenador debe trabajar sobre las fortalezas de sus jugadores, desarrollar una cultura y una filosofía de juego, donde los valores del equipo priman por sobre el resultado. Los tiempos han cambiado, y debemos volver a los fundamentos del ser humano. No podemos limitarnos a seguir enseñando solamente técnica, y táctica de juego, creyendo que el espíritu del deporte, ya es un tema sobreentendido. No, es nuestra responsabilidad, en enfocarnos en el desarrollo de las personas, en la búsqueda de futuros líderes, aquellos inspiradores, que transformen la visión de un equipo en acciones compartidas, desde las pequeñas acciones comunes, hasta la simplicidad de las actitudes cotidianas.

Lic Julia Alvarez Iguña
@IgunaJulia
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