El efecto Pigmalión, en psicología, es un suceso que describe como la creencia que tiene una persona sobre otra, puede influir en el rendimiento de esta última, ya que existe una relación directa entre las expectativas que hay sobre el sujeto, y el rendimiento que se logra sobre él.
Esto supone, por lo tanto, algo importante de entender y conocer por parte de padres y profesionales del ámbito deportivo, ya que sus juicios e ideas personales, afectan indirectamente en el comportamiento de sus atletas.
El entrenador Pigmalión es aquel que con sus expectativas modifica el rendimiento de sus jugadores. Elabora juicios, desvaloriza, se apoya siempre en los mismos ignorando al resto, hay favoritismos, se basa en evaluaciones de entrenamientos o partidos jugados, etc. Todo este lenguaje verbal, y no verbal. (gestual) produce efectos negativos sobre el nivel de aprendizaje, la motivación en general, afectando psicológicamente la percepción que cada jugador posee de sí mismo.
El efecto Pigmalión lo podemos clasificar en diferentes maneras.
• Efecto Pigmalión positivo: Suceso por el que una persona alcanza lo que se propone a causa de la creencia de que puede conseguirlo. Esto produce un resultado efectivo en el jugador, un aumento de la autoestima, la cual se fortalece al demostrase que es capaz de realizar lo esperado.
• Efecto Pigmalión negativo: Las expectativas y calificaciones de los entrenadores sobre la forma como se han desempeñado, o la falta de confianza depositada en ellos, determinan las conductas esperadas. Produce que la autoestima del sujeto disminuya o incluso desaparezca, ya que su autoconfianza está disminuida por la falta de aliento y fe de sus personas significativas. Los jugadores al ser tratados de forma negativa, responden con un menor rendimiento, y juegan desde el lugar que han sido tratados.
El efecto Pigmalión, también se relaciona a “La profecía autocumplida”, que influye en la motivación de las personas, y las lleva a actuar verificando que lo previsto, en cierta manera, es cierto. Muchas veces me comentan los jugadores con mucho dolor, luego de un partido perdido, la manera como han sido calificados por sus entrenadores. “Son unos muertos, siempre hacen lo mismo, son un desastre, son malísimos”. Estos comentarios influyen en el futuro comportamiento, se sienten desvalorizados, desmotivados, descalificados, y sin palabras para encontrar causas y significados. Y todo vuelve a repetirse, “si somos tan malos, para que nos vamos a esforzar”, comprobando nuevamente la profecía autocumplida.
Esto no confirma que todos los entrenadores sean Pigmalión, ni que todos los deportistas sean susceptibles a la descalificación, pero es bueno que conozcan los efectos que pueden poseer las continuas evaluaciones negativas sobre el jugador o su equipo.
Lic Julia Alvarez
Twitter @IgunaJulia
Material autorizado para su reproducción citando autora y fuente.
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