Sin embargo, la gestión del desorden y del caos sólo es posible a partir de jugadores capaces de comprender el juego y que sepan actuar de manera inteligente en las situaciones reales que se presentan, de modo tal que sean capaces de hacer emerger la respuesta adecuada.
No se trata de reproducir un gesto estereotipado (estimulo-respuesta) sino de crear una solución al problema planteado por el juego a partir del bagaje de conocimientos y experiencias previas que los jugadores han ido acumulando. El saber actuar en cada situación de juego supone la creación "in situ" de una respuesta adaptada a dicha situación y a las capacidades del jugador.
Todos los jugadores tienen el potencial necesario para ser creativos. Pero para que dicho potencial se desarrolle es necesario que los jugadores se vean expuestos de manera habitual a situaciones de juego en las que sea necesario hacer emerger respuestas adaptativas y no estereotipadas.
Con demasiada frecuencia, el proceso de formación de los jugadores de rugby se limita a la reproducción de patrones de movimiento, individuales o colectivos, que constriñen la creatividad de los niños. Estos movimientos se basan en soluciones muy lineales a problemas complejos que suelen tener un amplio abanico de soluciones validas. En lugar de promover esa creatividad, se busca en muchas ocasiones, crear autómatas que actúen de manera programada ante una serie determinada de estímulos.
Si queremos favorecer el desarrollo de jugadores de rugby más creativos debemos crear las condiciones adecuadas para ésto suceda:
1) Aumentar el tiempo dedicado a juegos y a situaciones de juego en los entrenamientos y reducir el tiempo dedicado a los ejercicios analíticos.
La naturaleza del juego es el movimiento imprevisible de adversarios y compañeros, el entorno cambiante. Los ejercicios analíticos son todo lo contrario: todo está previsto, no hay incertidumbre. No podemos pretender formar jugadores creativos si les exponemos permanentemente a situaciones sin incertidumbre en las que no hay pensar, en las que no hay que adaptarse. Los juegos y las situaciones jugadas ofrecen la posibilidad de que los jugadores tengan que estar continuamente creando respuestas nuevas a situaciones nuevas.
Esto no significa que haya que eliminar los ejercicios analíticos del repertorio de los entrenamientos. Pueden ser útiles empleados en su justa medida a la hora de ayudar a generar patrones básicos de movimiento. Pero nunca pueden constituir la base de la formación del jugador. Son un complemento necesario que hay que saber utilizar lo mínimo imprescindible para volver al juego lo antes posible e integrar en el juego real o en situaciones jugadas las habilidades aprendidas.
2) Promover situaciones de juego reducido variando los espacios y las relaciones de fuerza presentes.
1) Aumentar el tiempo dedicado a juegos y a situaciones de juego en los entrenamientos y reducir el tiempo dedicado a los ejercicios analíticos.
La naturaleza del juego es el movimiento imprevisible de adversarios y compañeros, el entorno cambiante. Los ejercicios analíticos son todo lo contrario: todo está previsto, no hay incertidumbre. No podemos pretender formar jugadores creativos si les exponemos permanentemente a situaciones sin incertidumbre en las que no hay pensar, en las que no hay que adaptarse. Los juegos y las situaciones jugadas ofrecen la posibilidad de que los jugadores tengan que estar continuamente creando respuestas nuevas a situaciones nuevas.
Esto no significa que haya que eliminar los ejercicios analíticos del repertorio de los entrenamientos. Pueden ser útiles empleados en su justa medida a la hora de ayudar a generar patrones básicos de movimiento. Pero nunca pueden constituir la base de la formación del jugador. Son un complemento necesario que hay que saber utilizar lo mínimo imprescindible para volver al juego lo antes posible e integrar en el juego real o en situaciones jugadas las habilidades aprendidas.
2) Promover situaciones de juego reducido variando los espacios y las relaciones de fuerza presentes.
Cuando hay menos jugadores participando aumenta la forma en que se involucran cada jugador en las acciones de juego y por tanto su necesidad de tomar decisiones continuamente en diferentes roles (atacante con balón, jugador de apoyo, defensor, etc).
Esto es aplicable a todas las edades, pero es especialmente importante cuanto más jóvenes son los jugadores. Una parte muy importante de los entrenamientos debe estar compuesta por situaciones de colectivo reducido en las que se enfrentan pocos jugadores por equipo (2 v. 2, 4 v. 4, 6 v. 6) variando los espacios y generando un entorno lúdico.
Video: http://tinyurl.com/jn3w86s
También es interesante facilitar los comportamientos deseados generando una relación de fuerzas positiva al ataque para que puedan explorar las diferentes formas de atacar el espacio partiendo de escenarios favorables (2 v. 1+1, 4 v. 2+2, 4 v. 3+1).
Continúa en parte II > http://tinyurl.com/hdjc6os
Santiago Santos
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